VI (Fragmento)
No lo sé. Ni debo nunca
describrirlo. Y no te asombres.
La novela de los hombres
vale más que quede trunca.
Y es difícil y es ingrato
demostrar lo razonable;
y no siempre es confesable
cualquier móvil inmediato.
No hay hallazgo más traidor
que acertar consigo mismo,
mi más loco excursionismo
que explorarse el interior.
Ni trabajo ni jornada
donde un óbice no quepa;
vale más que no se sepa
los orígenes de nada.
Vale más que no analices
los misterios de las cosas...
¡Se modelan a las diosas
sobre torpes meretrices!
¡Se fabrican sacros panes
profiriendo sacrilegios;
y hospitales y colegios
con limosnas de rufianes!
Porque siempre ha sido escoria
la razón de lo que brila;
y pelusa y arenilla
los secretos de la gloria.
Horrorícete de veras
las acciones más gentiles..
¡Son muy necias y muy viles
las verdades verdaderas!
Pero no te desesperes
ni te abata el desconsuelo:
cuando corta el escalpelo
se descubre lo que eres.
Pero aguarda que mi mente
busque luz y tome bríos:
bajo túneles sombríos
no se viaja eternamente.
Sobreponte a los horrores
que mi péñola te pinta:
¡la verdad es una cinta
de muchísimos colores!
La verdad es camaleón
de apariencias infinitas:
¡ni dos veces la meditas
con la propia entonación!
Mira, pues, cómo la tomo
más amable, menos dura.
y te muestro una figura
colorida cual un cromo...
Almafuerte (Pedro Bonifacio Palacios)