La montaña mágica


El hombre no vive únicamente su vida personal como individuo, sino también, consciente o inconscientemente, participa de la de su época y de la de sus contemporáneos (...) El individuo puede idear toda clase de objetivos personales, de fines, de esperanzas de perspectivas, de los cuales saca un impulso para los grandes esfuerzos de su actividad; pero cuando lo impersonal lo rodea, cuando la época misma, a pesar de su agitación, está falta de objetivos y de esperanzas, cuando se revela secretamente desesperanzada, desorientada y sin salida, cuando la pregunta planteada consciente o inconscientemente, pero al fin planteada de alguna manera, sobre el sentido supremo más allá de lo personal y lo incondicionado de todo esfuerzo y de toda actividad, se responde con el silencio del vacío, este estado de cosas paralizara justamente los esfuerzos de un carácter recto, y esa influencia, más allá del alma y de lo moral, se extenderá hasta la parte física y orgánica del individuo. Para estar dispuesto a realizar un esfuerzo considerable que rebase la medida de lo que comúnmente se practica, sin que la época pueda dar una contestación satisfactoria a la pregunta "¿Para qué?", es preciso un aislamiento y una pureza moral que son raros, y una naturaleza heroica o de vitalidad particularmente robusta. Hans Castorp no poseía ni lo uno ni lo otro, no era, por lo tanto, más que un hombre; un hombre en uno de sus sentidos más honrosos.

Thomas Mann

1 comentario:

  1. En los 80s leí una selección de la obra de Mann, y consideré colocarlo después de Hesse entre mis favoritos. Gracias por el extenso comentario/artículo en el blog de Warhol...

    SaLu2

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