Soneto de Amor IV


Derrochador de encanto, ¿por qué gastas
en ti mismo tu herencia de hermosura?
Naturaleza presta y no regala,
y, generosa, presta al generoso.
Luego, bello egoísta, ¿por qué abusas
de lo que se te dio para que dieras?
Avaro sin provecho, ¿por qué empleas
suma tan grande, si vivir no logras?
Al comerciar así sólo contigo,
defraudas de ti mismo a lo más dulce.
Cuando te llamen a partir, ¿qué saldo
podrás dejar que sea tolerable?
Tu belleza sin uso irá a la tumba;
usada, hubiera sido tu albacea.


William Shakespeare

3 comentarios:

  1. Shakespeare siempre BRILLANTE!!!

    SaLu2

    Xim

    ResponderEliminar
  2. Que fuerte es esta poesía, es el arma del tiempo sobre lo perecedero, es algo que a todos nos va a pasar, tarde o temprano. Es el saber usar, y no la herramienta en si, que es lo que un cuerpo hermoso puede ser!!!

    ResponderEliminar
  3. Coincido con anónimo, aparte cuantas veces nos cruzamos con estos seres, y nos produce en el fondo esta especie de maldición que predica William, sin embargo es una propuesta coherente que ocurre constantemente en la vida.
    Es decir nos es por envidia, que muchas veces juzgamos al lindo y lo que hace con su belleza, sino porque reconocemos, que se tiene un final, y añoramos su buen uso con todo lo limitado que somos en nuestros deseos.

    ResponderEliminar