En los juegos eróticos tempranamente encontró Lucas uno de los primeros refractantes, obliterantes o polarizadores del supuesto principio de identidad. Allí de prontoA no es A, o A es no A. Regiones de extrema delicia a las nueve y cuarenta virarán aldesagrado a las diez y media, sabores que exaltan el delirio incitarían al vómito si fueran propuestos por encima de un mantel. Esto (ya) no es esto, porque yo (ya) no soy yo (el otroyo).
¿Quién cambia allí, en una cama o en el cosmos: el perfume o el que lo huele?
Julio Cortázar
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