Lucas, sus sueños
Escrito en un libro abandonado en un viaje
¿Qué pasó?
Te torcieron el brazo
y no bajaste más ni a la vereda;
nuestras pasiones cansadas
entristecen a esta era
que acaba sola en tu guarida.
Sos el secreto de una ciudad perdida;
quiero cantarte para no olvidarte
un día y por siempre.
Si una gran caravana
sacudiera tus pupilas
con una procesión de ciegos
que trafican luces sin brillo.
Si tus faroles no arden
por lo menos dame de tu carne;
en mi canción te has perdido,
no encontrarte trajo mala suerte
y pregunto
¿Qué pasó? ...
Se apaga el cielo, está descolorido
y no lo ves de mirar hacia el frente;
el hambre ciego mordió tu sol
el mar por miedo perdió su quejido eterno.
¡Maldita espera!
Es el mejor tiempo perdido,
te apagás, me apagué o me apagás,
o qué haces, o qué hago.
¿Qué pasó? ... me pregunto,
¿Qué pasó? ... me pregunto,
¿Qué pasó? ...
La Bersuit Vergarabat
El Marques de Sade
De donde había salido
Con sus hermosas manos todavía ornadas de flecos
Sus ojos de doncella
Y ese permanente razonamiento de sálvese quien pueda
Tan exclusivamente suyo
Pero desde el salón fosforescente iluminado por lámparas de entrañas
Nunca ha cesado de lanzar las órdenes misteriosas
Que abren una brecha en la noche moral
Por esa brecha veo
Las grandes sombras crujientes la vieja corteza gastada
Que se desvanecen
Para permitirme amarte
Como el primer hombre amó a la primera mujer
Con toda libertad
Esa libertad
Por la cual el fuego mismo ha llegado a ser hombre
Por la cual el marqués de Sade desafió a los siglos con sus grandes árboles abstractos
Y acróbatas trágicos
Aferrados al hilo de la Virgen del deseo
VOCES
Tú crees que me matas. Yo creo que te suicidas.
Hallarás la distancia que te separa de ellos, uniéndote a ellos.
Cuando me hiciste otro, te dejé conmigo.
Casi no he tocado el barro y soy de barro.
Mis ojos, por haber sido puentes, son abismos.
Han dejado de engañarte, no de quererte.
Y te parece que han dejado de quererte.
Nada no es solamente nada. Es también nuestra cárcel.
El dolor no nos sigue: camina adelante.
En plena luz no somos ni una sombra.
Quien hace un paraíso de su pan, de su hambre hace un infierno.
Quieren perderte, casi por nada.
Y tú quieres salvarte.
¿ Y para qué quieres salvarte... casi por nada ?
Se puede no deber nada devolviendo la luz al sol.
Lleve cada uno su culpa y no habrá culpables.
ANTONIO PORCHIA